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Hoy un colega me preguntaba, ¿Qué vas a escribir de Maradona? Lo dudé, lo pensé y sinceramente no supe porque  ¿qué se puede escribir de Diego que no haya sido escrito aún?

Un genio surge siempre en condiciones adversas, surge justo cuando nadie piensa que pueda existir alguien mejor y cuando está luciendo su genialidad empieza la crítica, empieza la aberración, simplemente porque así es la condición humana.

A Diego se le pueden poner miles de adjetivos, porque cuando alguien hace tantas cosas se gana ese derecho automáticamente, y la verdad, la envidia hace que esos adjetivos tomen fuerza. Todos nos forjamos un camino que nos parece el mejor, todos los que intentan algo pueden lograr algo, pero no todos tienen la dicha de trascender porque en ese camino existen un sinfín de variantes que las decisiones afectan el rumbo, pero, ¿quien puede decir que siempre se toman las mejores decisiones? Debemos tener siempre presente que la gente que destaca en algo no lo logra de un día para otro, hay detrás una historia, un sufrimiento, un pensamiento y una persona, que como tú y cómo yo, está llena de dudas, es ahí donde se reconoce la magia, donde el talento sobresale y donde, quien es capaz, puede admirar y reconocer que lo que se hace con amor y talento es casi explosivo.

La relación de Diego con la pelota era única, la analogía ya trillada, sirve para demostrar la simbiosis que todos necesitamos en la vida para lograr algo, lo primero es pasión, y eso jamás lo debes perder, pero cómo lo mencioné, las dudas y adversidades que se presentan en el camino, hace que esa pasión se vea afectada por cosas que cualquier persona puede pasar.

A mi siempre me gustará recordar a Diego cómo la gran figura del deporte que fue, porque es ahí donde los genios sobre salen de los bueno, es ahí donde hay que saber reconocer que existe alguien mejor que tú, es ahí donde los que somos aficionados debemos aplaudir y agradecer por poder presenciar lo sublime del deporte más bonito del mundo.

El 2020 será recordado, al menos por un servidor, como un año trascendental, un año que marcó y vida, y que como apasionado del deporte, ha hecho rodar lágrimas por lo que fue y lo que se perdió.

Gracias Diego, que el amor que le tenías a la pelota sea inspiración para que cada quien en su ámbito encuentre ese complemento para hacer de este mundo un lugar mejor.

Oscar Ocampo